sábado, noviembre 25, 2006

Tema III, 3 (Continuación): Servidumbre de la Gleba; Producción y Rendimiento económico; Motines de subsistencia.
a) Servidumbre de la Gleba.
La Edad Media europea se caracteriza por la puesta en marcha de un sistema económico surgido del mecanismo de servidumbre y adscripción a la tierra propiciado por una sociedad de corte feudal.
Las condiciones de rango económico y el propio medio físico y atmosférico de fines del Medievo en las tierras al este del río Elba (parte del Sacro Imperio, Polonia-Lituania, Hungría, principados rusos, Orden Teutónica…) tendrán como consecuencia un alza de precios de los cereales que impedirían la subsistencia vital del campesinado. Este encarecimiento de precios tendrá un consecuente decisivo para el devenir histórico de esta área: la servidumbre de la gleba.
Se trata de un proceso de sometimiento del campesino a la tierra que labran, propiedad de los señores feudales, tanto laicos como eclesiásticos, y que generará un descontento social patente, el cual se traducirá en continuos alzamientos de los desheredados contra sus opresores.
En este sentido, la puesta en trabajo agrícola de tierras hasta entonces no roturadas por la mano del hombre no tuvo en cuenta las condiciones pésimas de su naturaleza productiva, agotándose éstas hacia 1560, quedando inútiles para el cultivo de cereal o para la agricultura, enviando de nuevo a la miseria a numerosos campesinos.
Los problemas de las clases bajas para acceder a unos niveles medios de vida, o incluso de mera subsistencia, empujará a la masa campesina a una actitud de resistencia violenta contra el poder político o religioso, enmarcándose esta situación en un proceso de graves enfrentamientos en toda Europa por motivos religiosos o políticos derivados de la Reforma luterana (guerra de los Campesinos en el Sacro Imperio, 1525-26) o de la actividad centralizadora de los soberanos autoritarios (revueltas de las Germanías y de las Comunidades en Aragón y Castilla entre 1518 y 1521). Sin embargo, según Owers (2005), el Estado moderno podría superar estos cuestionamientos de su poder y del sistema socioeconómico imperante por medio de mecanismos de coacción derivados del ejercicio de su legislación y justicia.
b) Producción y rendimiento económico agrario.
Los medios de producción agrícola en la Europa de la modernidad no alcanzarían nunca una eficiencia total, elemento que se suma a la propia heterogeneidad de sus resultados en los diferentes marcos geográficos europeos.
Las tasas que se ofrecen para el conjunto continental se refieren a la equivalencia 1 grano de trigo por 4’5 %, un nivel relativamente bajo pero que no corresponde a todos los lugares por igual. Es reseñable el caso de Polonia-Lituania, considerado por tratadistas e investigadores antiguos y modernos como el “granero” del ámbito báltico y nordeuropeo, que poseerá unas tasas de producción asombrosamente elevadas si se comparan con las del mundo mediterráneo, a excepción de Sicilia.
Esta productividad agrícola eminentemente cerealística de la monarquía polaca o de la Sicilia española quedará vinculada con un comercio a gran escala de exportación hacia centros deficitarios o de producción secundaria como los Países Bajos o Inglaterra y la Monarquía Hispánica, Francia y los estados italianos, respectivamente, convertidos en centros de redistribución de los cereales, alimento básico de la dieta de los europeos de la Edad Moderna.
c) Motines de subsistencia.
Junto con los anteriores factores, conformadores de la actividad agrícola en los tiempos modernos, hay que mencionar brevemente un proceso muy extendido en toda Europa e inmediatamente relacionado con la economía y producción: los motines de subsistencia.
Fenómenos de diverso origen y finalidad, considerados como consecuencia de la carestía de productos básicos para la alimentación humana, por problemas climáticos y productivos, o por aspectos humanos como la especulación de excedentes alimenticios, tienen una importancia capital para el devenir de la sociedad y de la actividad política. En ellos se observa la manipulación expuesta por grupos sociales deseosos de participación activa en la dirección de la vida económica o política (derivación oligárquica de movimientos inicialmente populares, como las revueltas de Messina y Palermo o de Nápoles contra la Monarquía Hispánica a mediados del siglo XVII), aunque plasmasen un ideal de renovación social o de un reparto más equitativo del potencial económico de un Estado o comunidad.